Vicent Selva
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"Tengo el colesterol alto". Esta es una de esas frases que todos tememos tener que decir algún día. En no pocas ocasiones, ha sido esta situación la que ha llevado a muchas personas a comenzar a preocuparse de verdad por su salud, a adoptar hábitos saludables o a mejorar su alimentación. Todo ello con un objetivo claro: mantener a raya este peligroso enemigo considerado como un importante factor de riesgo para la salud, sobre todo la cardiovascular. 

A esta situación se le conoce como hipercolesterolemia, que significa la presencia de niveles elevados de colesterol en la sangre, un desajuste metabólico que puede contribuir a muchas formas de enfermedad, especialmente enfermedad de las arterias coronarias. El exceso puede acumularse en las paredes de las arterias, favoreciendo la formación de placas y provocando su estrechamiento. Este proceso, conocido como aterosclerosis, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares.

Aunque esta relación entre colesterol y riesgo cardiovascular es cierta, hay que contextualizarla bien. Eso es lo que ha querido hacer el nutricionista Pablo Ojeda. En una intervención en Las Mañanas KISS, ha subrayado que el colesterol por sí solo no es el único factor determinante en la salud cardiovascular. Según Ojeda, "no le va a pasar nada si tiene el colesterol 220, si tiene buenos hábitos de vida, controla su estrés, hace deporte y come bien". En su opinión, no debemos centrarnos únicamente en los niveles de colesterol, sino en los hábitos generales de vida que influyen en nuestra salud.

Ojeda ha criticado la tendencia de enfocarse excesivamente en los números sin tener en cuenta otros factores importantes, como la alimentación, el ejercicio y el control del estrés. Además, advierte que, aunque tomar medicación para controlar el colesterol puede ser útil, si la persona mantiene malos hábitos -como comer alimentos poco saludables o fumar-, tiene unos niveles de azúcar muy altos o una inflamación crónica, los beneficios de controlar el colesterol podrían no ser suficientes para prevenir enfermedades graves.

Otros factores que tener en cuenta

A pesar de su mala fama, el colesterol es una sustancia grasa presente en todas las células del cuerpo, esencial para su funcionamiento. Se produce principalmente en el hígado, aunque también se obtiene a través de algunos alimentos. Desempeña un papel fundamental en la formación de ácidos biliares, que son necesarios para la digestión de las grasas, en la producción de ciertas hormonas y en la conversión de los rayos solares en vitamina D, la cual protege la piel.

El colesterol se transporta en la sangre mediante lipoproteínas, que son partículas que lo llevan a las células que lo necesitan. Existen dos tipos principales:

· Lipoproteínas de baja densidad (LDL): conocido como el "colesterol malo", contribuye a la formación de placas en las arterias cuando se encuentra en niveles elevados.

· Lipoproteínas de alta densidad (HDL): es el "colesterol bueno", ayuda a eliminar el exceso de colesterol y protege el sistema cardiovascular.

Un desequilibrio entre estos dos tipos de colesterol puede incrementar el riesgo de enfermedades como infartos y accidentes cerebrovasculares, ya que el colesterol LDL en exceso puede acumularse en las paredes arteriales y provocar aterosclerosis, el estrechamiento de las arterias.

Sin embargo, como subraya el nutricionista Pablo Ojeda, el colesterol no es el único factor que afecta la salud cardiovascular. La Fundación Española del Corazón destaca que existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, como la presión arterial alta, la alimentación poco saludable, el tabaco, la obesidad y el sedentarismo.